500 años (y una semana) sin Leonardo
Artículo publicado por ladiaria CIENCIA
9 de mayo de 2019
El 2 de mayo se cumplieron 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci.
El bioingeniero Ricardo Armentano reflexiona aquí sobre cómo su legado sigue
vigente orientando el camino para la ingeniería aplicada a la medicina y la
biología.
Escultura de Leonardo da
Vinci en Facultad de Ingeniería. Foto de Ricardo Armentano |
Leonardo da Vinci resumió el ideal renacentista del sabio de múltiples
talentos –pintor, escultor, narrador, músico, científico, matemático,
arquitecto, ingeniero– con una sed de conocimiento y una curiosidad
insaciables. Leonardo ha anticipado y presagiado con su investigación fenómenos
de gran actualidad y con los escasos recursos disponibles en aquel momento: la
ecología, la destrucción nuclear, el uso de la ciencia con fines bélicos. Su
enfoque, imaginación y poder de observación han dejado su huella en el mundo
moderno.
En su modesta casa de Florencia, Leonardo vive a la sombra del esplendor
de los palacios. En el corazón de la noche, se imagina el mundo lejano por
venir señalando hipótesis que la ciencia tardará varios siglos en verificar.
Intuiciones que nos sorprenden con su poder conceptual y precisión profética.
El agua es “la sangre de la Tierra”, escribe, el elemento principal y esencial
del ciclo en el que se articulan todas las formas de vida. Es él quien afirma
que el hombre está “compuesto de tierra, agua, aire y fuego, como el cuerpo
terrenal”. Que todo el metabolismo celular se basa en intercambios acuosos, una
idea en sí misma totalmente impensable en su momento. ¡Fue el pionero de los
ecologistas! Leonardo presiente que el ciclo del agua, tanto en nuestro planeta
entero como en la base misma de cualquier organismo vivo, debe basarse en un
equilibrio inalterable sin el cual corremos el riesgo de un desastre. Predice
un mundo en el que se perturbará este ciclo fundamental de agua vital. Desde su
siglo XVI florentino, Leonardo ha visto las grandes ciudades contaminadas de
nuestro tiempo, percibió el envenenamiento del aire, las sustancias
nauseabundas y peligrosas que matan a los océanos. Y la guerra... una guerra
terrible, de llama y acero, una guerra de la que habla incluso en términos de
“ruptura de la materia en los elementos más íntimos”. ¿Avizoraba Leonardo la
división del átomo?
En cierto sentido Leonardo da Vinci no es de este mundo, su extraño
genio lo dirige a todos los campos del conocimiento y las obras que hoy
llamaríamos “ingeniería”. Muy temprano, se revela como un espíritu universal,
su mirada del mundo es la de un visionario en el mundo real.
La gran innovación de Leonardo fue haber tomado conceptos bien
establecidos y someterlos a la verificación directa de los fenómenos,
utilizando siempre su gran capacidad de observación, equipado con su
extraordinaria habilidad para transformar lo que vio en una esquematización
gráfica de procesos. Leonardo echó los cimientos de nuevas ciencias
experimentales; se alejó del mero empirismo hacia preceptos de una ciencia
aplicada apta para la aplicación general en el mundo industrial. En ese
sentido, fue el primer ingeniero moderno. Leonardo tuvo menos influjo porque
sus escritos no tuvieron la suficiente difusión y algunos se perdieron. ¿Qué
hubiera pasado si Galileo y Kepler los hubieran conocido? Mientras más se
estudia su legado, más se comprende esa dimensión genial del gran florentino.
Hoy, definitivamente, Leonardo habría usado tecnologías electrónicas y
computadoras. Pero seguiría apostando al torque continuo del dipolo científico
y artístico, lo cual podría ser una clave especial para el avance del
conocimiento. Su abordaje integral y ubicuo del planeta podría ser el
precedente de la frase “Piense global, actúe local”, utilizada por primera vez
en el contexto de desafíos medioambientales y que ha tomado un valor y uso más
extendidos en los últimos años.
La educación bajo el leit motiv “pensar globalmente,
actuar localmente” es una de las cosas más poderosas e importantes en nuestras
vidas y debería enseñarse a los estudiantes jóvenes. Porque todo está
conectado, aunque desconectado. Esta desconexión tiene un alto costo, y una
mirada hacia el futuro predice que la mayoría de los temas serios se
relacionarán con el crecimiento de la población y la demografía y será debido a
las necesidades de agua, comida, medicina y energía, disponibilidad,
producción, demanda, distribución, precio, etcétera. La solución a estas
situaciones o circunstancias requiere de un enfoque holístico, consecuencia de
la globalización, por ejemplo, la economía global, y por sobre todo, el
estímulo a la colaboración entre la industria, la academia, el ambiente
hospitalario, laboratorios y gobierno para reunir expertos de diferentes
disciplinas para investigar y satisfacer las necesidades específicas de un
producto o un servicio con alto valor agregado.
El leit motiv de la nueva ingeniería es que hay que
dimensionar el poder de la creatividad; osadía y aventura de descubrir y
aprender del cambio. El gran desafío de nuestros tiempos es estimular la
creatividad, descartando el mito que afirma que es algo mágico, un poder
natural negado a la mayoría de los mortales y cedido a sólo algunos y que queda
en ellos imaginar lo que nunca antes existió. La creatividad no es magia, ni un
atributo inherente a nuestros genes, y mucho menos una bendición sobrenatural.
Es una capacidad: cualquiera puede aprender a ser creativo y sacar el mayor
provecho. Para provocar la creatividad, pocas cosas son tan importantes como el
tiempo dedicado a la fecundación cruzada con campos disímiles a nuestras áreas
de especialización: los grandes avances a menudo dependen de la audacia ingenua
de un profano.
Para honrar el legado de Leonardo estamos formando especialistas en
ingeniería biológica buscando refundar el espíritu creativo, la curiosidad y la
imaginación de Leonardo cobijado por un ámbito donde artistas, científicos,
poetas y filósofos, entre otros, logren un intercambio interdisciplinario de
ideas, productos, bienes y servicios, priorizando la vinculación de la academia
al trabajo para mejorar la productividad, empoderando la ciencia, la tecnología
y la innovación como motores del crecimiento económico y del desarrollo humano.
Buscamos la interacción academia-industria-clínicas hospitalarias, para generar
recursos suficientes y obtener modernas instalaciones a fin de hacer más
atractiva una carrera universitaria para las nuevas generaciones, y de este
modo encender el interés para completar los estudios universitarios. Fomentamos
la instalación de laboratorios con tecnología de avanzada para mejorar la
calidad de la educación en ingeniería y ciencia, y crear oportunidades para que
miles de jóvenes creativos contribuyan en el proceso de innovación.
Ciertamente, el compromiso y ayuda gubernamentales son fundamentales
para ayudar a crear y mantener el ecosistema necesario. En este contexto
global, y basados en el pensamiento estratégico innovador, se debe enseñar a
pensar para conectar ideas y descubrimientos disruptivos en un ecosistema que
estimule una mente crítica refractaria a la propaganda sectaria, o a cualquier
tipo de intolerancia: religiosa, política, social, cultural, económica o
administrativa.
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