Leonardo da Vinci, la complejidad humana y la reforma educativa


Leonardo da Vinci es el máximo representante del Renacimiento Italiano, creador transdisciplinario, integral en el más amplio sentido de la palabra; ya que no sólo cubrió una vasta gama de saberes, si no que tenía una mirada globalizadora del conocimiento y del aprendizaje. A partir de los 26 años, comenzó a registrar sus observaciones, reflexiones y conclusiones en cuadernos de diversos tamaños, a los que hoy se les conoce como códices, en ellos podemos apreciar un proceso creativo aparentemente disperso, pero que en realidad era globalizador, ya que apreciaba la problemática en estudio, simultáneamente desde los más diversos ángulos, sin perder de vista el objetivo que pretendía alcanzar. Están repletos de observaciones del entorno, con profunda admiración por la naturaleza; y no de manera pasiva, sino abriéndose al misterio de los cambios de las posibilidades creativas que encontraba en el entorno.

 

En las más de 7,200 páginas de estas notas y bocetos a las que hemos tenido acceso, observamos comentarios y dibujos sobre diferentes temas mezclados de lo que parece ser una manera aparentemente aleatoria, sugiriendo una mente de una curiosidad extraordinaria. Justo al final de su vida, Leonardo dibujó un diluvio, una inundación salvaje y caótica de agua hirviente con vapor y torbellinos y turbulencias. Un cambio notable para el hombre que pintó visiones tan cuidadosamente organizadas como la Mona Lisa y la Última Cena. A diferencia de los dibujos más científicos de agua, no hay texto que explique qué significan los dibujos. No hay causa que muestre por qué el agua se mueve de la manera en que lo hace. Es posible que Leonardo haya sido el primero en usar la palabra turbulencia, en sus cuadernos que escribia "aznelobrut" con efecto espejo sobre el flujo caótico del agua. Pero ¿qué es la turbulencia — los remolinos en el arroyo toscano o la molestia estomacal en el vuelo del avión — sino desorden, incerteza? ¿es decir ENTROPIA?. Es que la entropía es nuestro destino. A Leonardo le gustaba dibujar remolinos con espirales en sus extremos porque veía la espiral como un arquetipo de flujos turbulentos y, en general, como un símbolo de la vida. Según él, la dinámica del vórtice espiral, siendo a la vez estable y continuamente cambiante, representaba todas las formas de vida.




La ciencia de la complejidad se centra en el estudio de sistemas que constan de numerosos componentes diversos que interactúan de manera compleja y no lineal. Es un pensamiento complejo, que emplea una estrategia reflexiva en lugar de reductiva, abarcando la multitud de elementos y relaciones que nos hacen humanos. Por lo tanto, es inclusivo, valora la diversidad y reconoce la individualidad. Mi nave insignia es preparar a los estudiantes para navegar la complejidad y cultivar la antifragilidad concibiendo al estudiante como una entidad holística, abarcando su entorno, dotada de capacidades cognitivas transversales y poseyendo el potencial organizativo necesario para enfrentar el caos y la incertidumbre. Esta preocupación reconoce que las habilidades y el potencial de un estudiante no se limitan solo a los ámbitos académicos, sino que se extienden a su entorno más amplio. Enfatiza la adaptabilidad y la resiliencia, proporcionando un marco robusto para navegar situaciones complejas e impredecibles. La reforma educativa requiere un cambio de pensamiento profundamente perspicaz. Subraya la importancia de cultivar una mentalidad capaz de interconectar diversos aspectos de la realidad, ofreciendo una perspectiva holística sin descuidar los matices del individuo. Este enfoque no solo mejoraría nuestra comprensión de los sistemas complejos, sino que también fomenta un enfoque más inclusivo y adaptable a la educación. Abrazar este cambio de paradigma en el pensamiento es fundamental para desbloquear el verdadero potencial de la reforma educativa en nuestro mundo en constante evolución.

Pero es importante recordar los padres fundadores de la ciencia occidental, Galileo Galilei, Newton, Francis Bacon, Descartes y otros, el eje central para construir el nuevo mundo estaba arraigado en la voluntad de poder, como lo identificó Nietzsche y digamos la Escuela de Frankfurt. La ciencia de Leonardo no puede entenderse dentro del paradigma mecanicista de Galileo, Descartes y Newton. Para él, lejos de ser una simple máquina, la naturaleza en general guarda un parecido mucho más cercano con la condición humana: impredecible, sensible al mundo externo y susceptible a pequeñas fluctuaciones. Según Leonardo, enfoque adecuado para interactuar con la naturaleza y aprender de su complejidad y belleza no es a través de la dominación y el control, sino a través del respeto, la cooperación y el diálogo, como Leonardo estableció acertadamente en sus Códices. Según Leonardo Boff, los países centrales ejercieron su voluntad sobre la naturaleza controlada, extrayendo sus recursos y servicios de manera ilimitada. Dominaron la materia hasta sus partículas más pequeñas. Incluso descifraron los secretos de la vida, descifrando el código genético y manipulando genes. El pensamiento de Leonardo da Vinci es un antídoto contra esa forma de voracidad y despojo, por ser lo que hoy llamaríamos un pensador sistémico.  El pensamiento complejo se despliega en un proceso sistémico, desprovisto de causalidad lineal, donde la causa actúa sobre el efecto y el efecto sobre la causa, en un bucle de retroalimentación caracterizado por la autorregulación. Además, incorpora fenómenos antagónicos pero complementarios en el proceso, junto con el concepto de incertidumbre, que nos equipa para enfrentar el azar. Esto, a su vez, cultiva habilidades heurísticas que fomentan la creatividad. Es esencial incorporar la noción de inestabilidad en nuestra comprensión del universo. En lugar de quedar paralizados por esta inestabilidad, debemos buscar comprender sus causas subyacentes. Este enfoque nos permite describir exhaustivamente la intrincada naturaleza del mundo y nos insta a considerar la mejor manera de interactuar con él. Como Karl Popper señaló acertadamente, existe una ciencia que se ocupa de mecanismos precisos y previsibles (como los relojes) y otra que se enfrenta a lo impredecible y complejo (como las nubes). Habiendo explorado la primera, ahora es imperativo adentrarse en la segunda. 

 

Como lo acuño Prigogine estamos siendo testigos de un nuevo diálogo entre humanos y la naturaleza. Hoy, la forma apropiada de abordar la naturaleza para aprender de su complejidad y belleza no es a través de la dominación y el control, sino a través del respeto, la cooperación y el diálogo. Leonardo anticipó este enfoque para lidiar con las inestabilidades, porque suu ciencia comenzó con analizarla vida, ya que, para él, el mundo era materia sensible, un ser vivo en continua transformación. Leonardo es el Santo Grial que nos guía hacia la nueva concepción del mundo moderno, donde la ingeniería biomédica, al tratar con la vida, debe inspirarse en este paradigma en aulas, laboratorios e industrias. Capra (2008) lo ha identificado como forjador de la ciencia moderna, la que no se conforma con lo establecido, que se cuestiona libre y constantemente, repensando, tanteando sin temor a las contradicciones o a la incertidumbre. Concepto que concuerda con los planteamientos pedagógicos de Edgar Morin (1999), que expresa la necesidad de entregarles a nuestros alumnos, más incertidumbres y menos certezas, lo que estimulará la curiosidad y la motivación hacia la experimentación y los descubrimientos. 

Es importante volver a la que trasmitió Edgar Morin (2001) donde plantea una reforma educativa basada en la Teoría de la Complejidad, donde esencialmente se critica la fragmentación del conocimiento, por considerarlo un factor inhibidor del aprendizaje. Si queremos que el saber académico sea dinámico la creatividad debe tener mayor presencia en la práctica educativa, sin temor a la complejidad, ni a la incertidumbre. Los cambios en el modelo pedagógico universitario deben estar orientados hacia una reforma del pensamiento, dirigirnos desde lo disyuntivo y reductor hacia el desarrollo del pensamiento complejo, que permita a los futuros profesionales desenvolverse creativamente en los diversos ámbitos de desempeño posiblemente tratando con desafios que no van a existir todavia al momento de obtener su diploma.














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