El desfibrilador cardíaco implantable.
Si J.J.
sería un hombre muerto hoy sin la ingeniería biomédica, es decir si no fuera
por el desfibrilador cardíaco implantable en su pecho. J.J. tenía 46 años
cuando descubrió que estaba afligido con una enfermedad cardíaca rara y
potencialmente mortal. Normalmente, su ritmo cardíaco era de 125 latidos por
minuto luego de una maratón y caía a 60 en el reposo. Pero ese día, su ritmo
cardíaco se fue en la dirección opuesta. Durante cinco horas, su corazón latió
200 veces por minuto, una condición conocida como taquicardia. Sintió falta de
aliento y vomitó cuando trató de comer. El electrocardiograma se parecía a un
sismógrafo durante un terremoto. Su pulso ahora superaba los 200 latidos por
minuto, su corazón latía tan rápido que J.J. recordaba que "mi cuerpo
literalmente se balanceaba de un lado a otro". Días después recibió uno de
los inventos más elegantes producidos por el matrimonio de ingeniería y
medicina: el desfibrilador cardíaco implantable.
Utilizando una variedad de
herramientas creadas por la colaboración de médicos e ingenieros: mapeo
eléctrico del corazón con catéteres insertados en las arterias e imágenes de
resonancia magnética (IRM) para obtener imágenes detalladas y tridimensionales
del órgano que latía desmesuradamente, se pudo hacer un diagnostico: JJ tenía
una enfermedad rara, que afectaba a 1 de cada 5,000 personas conocida como
displasia arritmogénica del ventrículo derecho (ARVD).
El ARVD es una enfermedad miocárdica de causa desconocida
que se caracteriza histopatológicamente por el reemplazo progresivo del
miocardio del ventrículo derecho por tejido adiposo o fibroadiposo. Y la taquicardia ARVD puede convertirse fácilmente en una inflamación
ventricular, una condición mortal en la que el músculo cardíaco converge a un
estado caótico y tembloroso, latiendo varios cientos de veces por minuto. Con
el corazón incapaz de bombear sangre, las personas en disfunción ventricular
pierden el conocimiento en quince a veinte segundos. Si no se tratan, mueren en
varios minutos. La ARVD y las afecciones relacionadas han provocado la muerte
repentina de atletas jóvenes en los últimos años.
Con JJ bajo anestesia se le hizo una incisión de 4 pulgadas
en el tórax superior, justo debajo de la clavícula. Se le insertó un desfibrilador
del tamaño de un cronómetro y se colocaron dos electrodos desde el dispositivo
hasta el corazón de JJ a través de un importante vaso sanguíneo anclando los
cables en el músculo cardiaco. Después de implantar el dispositivo, el cardiólogo
lo probó mediante la estimulación del corazón en taquicardia y luego ver si el
desfibrilador detectó el latido rápido y le administró un shock para probar su
eficacia. Con el nuevo dispositivo en su pecho, JJ reanudó su antigua vida.